Trece años después de su creación, nacido tras la crisis financiera de 2008, el bitcoin se convierte en una moneda de curso legal en El Salvador.
Desde este 7 de septiembre, El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcoin como divisa de curso legal, en un movimiento que ha hecho que la nación y muchos otros países debatan las oportunidades y los peligros de las criptomonedas.
La aceptación de la nueva moneda llega tres meses después de que la Asamblea Legislativa aprobara en formato exprés la llamada Ley Bitcoin, que salió adelante gracias al voto a favor de 62 de los 84 diputados que componen el Parlamento, de mayoría oficialista.
El 31 de octubre de 2008 se publicó en internet su libro blanco fundador. El nombre de su creador se inscribió bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, pero la identidad real de la persona o el grupo es una incógnita.
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En el documento de ocho páginas, Nakamoto presenta su criptomoneda con el objetivo de promover un ideal libertario que ambicionaba con acabar con las instituciones monetarias y financieras tradicionales a través de "efectuar pagos en línea directamente de una persona a otra". El 3 de enero de 2009 se creó el primer bloque: 50 bitcoins.
Desde entonces se han lanzado numerosas criptomonedas diferentes (ethereum, tether, polkadot, entre otras) y hoy existen más de 11.000, según el sitio especializado CoinMarketCap.
Actualmente existen unos 18,8 millones de bitcoins en circulación y la masa monetaria aumenta progresivamente con la emisión de nuevas unidades, pero se ha fijado un tope a su creación: el número de bitcoins no podrá jamás superar los 21 millones.
Para obtener bitcoins existen dos medios. Históricamente, los particulares podían "minar", es decir utilizar la potencia de una computadora para resolver un enigma informático, y ser recompensados en bitcoins. Pero con la suba de las cotizaciones, el número de "mineros" aumentó y las posibilidades de éxito se redujeron considerablemente.
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Hoy, minar requiere de material sofisticado y los gastos de electricidad generados por la actividad pueden exceder las ganancias y socavan el medio ambiente. Los bitcoins se compran ahora en las plataformas de intercambio, utilizando monedas tradicionales, y los fondos se conservan en una cartera virtual protegida.
En 2013, el bitcoin, que inicialmente no valía casi nada, superó los 1.000 dólares y empezó a atraer la atención de las instituciones financieras. Desde entonces, este volátil mercado ha variado mucho, aunque con tendencia alcista.
A fines de 2017, el bitcoin llegó a los 19.511 dólares, pero la burbuja estalló, y su valor cayó. A mitad de 2019 volvería a superar los 10.000 dólares y en noviembre del año pasado los 15.000. En 2021, el interés combinado de inversores particulares, fondos de inversión y empresas disparó su cotización a un máximo histórico de 64.870 dólares en abril.
La demanda del bitcoin se disparó tras el anuncio en octubre pasado de que Paypal, gigante de los pagos en línea, propuso a sus usuarios norteamericanos comprar, vender o usar esta criptomoneda como moneda.
Sin embargo, su volatilidad frena su adopción como medio de pago. Otro obstáculo es el tiempo de validación de la transacción: según la congestión de la red, la confirmación del pago puede tardar entre varios minutos y horas.