La llegada del coronavirus cambió drásticamente la realidad de muchas familias, lo cual produce un agotamiento. La doctora Adriana Grande explicó cómo evitarlo.
La llegada de la pandemia, y el encierro, cambió la realidad de muchas familias, lo que hizo que aumentara el agotamiento por parte, tanto de los hijos, como de los padres. La doctora Adriana Grande, médica y psicoanalista argentina, especialista en el vínculo madres e hijos, pasó por Un Día Perfecto y explicó cómo evitar todos estos factores producidos por el encierro.
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La especialista comentó que en un principio se puso esfuerzo por parte de los grupos familiares, pero que, luego, se produjo un gran estrés: "Al principio tratamos entusiasmadamente de reproducir la convivencia de casa. Después del segundo semestre del 2020 se presentó una especie de hartazgo en los chicos, regresión. Y ahora, en la segunda ola, tenemos el término zoomfobia, que ves una computadora y salís corriendo".
Y complementó: "Todo esto es una realidad que nos excede. Lo que va a quedar de esto es cómo los hijos miran como nosotros tramitamos, procesamos, y transitamos la adversidad. Si tenemos herramientas o recursos".
"Convivir con las mismas personas, en los mismos metros cuadrados, de por sí, es insalubre, porque nosotros tenemos una sana alternancia del cobijo del hogar, y la conquista del mundo. Entonces en esa sana alternancia, tenemos más posibilidades de tener salud mental", mencionó, y agregó: "Pero cuando no tenemos eso, hay que combatir el tiempo chicloso y sin ritmo".
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Para combatir este tiempo que llama "chicloso", recomendó cuatro cosas, a las cuales caracterizó como ROSA:
R, de responsabilidad: "Por más zoomfobia, hay conectarse a las clases y hacer algo. Con flexibilidad y acotadamente, porque la casa no es lo mismo que la escuela".
O, de ocio: "Lo que sea que le guste"
S, de sociabilidad: "Es abrir las caras, por zoom o por lo que sea, alguien que rescate al niño y que lo saque de la cara de la mamá y el papá".
A, de actividad física: "Porque la virtualidad nos obliga mucho estar sentado. Y los chicos necesitan por lo menos cuatro horas de actividad, y esa energía que no se gasta se expresa en forma de berrinche, malhumor intolerancia, gritos, patadas, empieza a rebotar dentro de la casa. Tiene que ser una ley que los chicos salgan".
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Además, hizo hincapié en el cansancio que sufren los padres con el encierro, y, principalmente, con las clases virtuales: "Todo eso es trabajo y genera agotamiento. Hay dos verbos que juntos hacen magia, que es poder retirar. Hay parejas que acordaron esto cuando empezó la pandemia, y que es muy saludable, que es salir una hora a dar una vuelta, o al cuarto. Retirarse del campo de trincheras de la rutina y los niños".
También aconsejó a aquellas madres o padres que están solos: "Para las personas que están solas con los chicos, le recomendamos levantarse una hora antes, y acostarse una hora después. Tener un espacio para encontrarse con uno mismo".
Finalmente, con respecto a los adolescentes, mencionó: “Con adolescentes es distinto. Ya la puerta significa que necesitan privacidad por lo mismo de la sexualización que empieza a esa edad. Es un cierren la puerta y no me molesten. Pero no hay que rendirse. Una mamá buscaba algo para hacer con el adolescente, jugar a un juego de mesa, salir a algún lado. Todo es una oportunidad. Hay familias que han creado hábitos de pandemia como juegos en familia. Al adolescente hay que convocarlos siempre."
Todos los lunes, a las 18 hs, la doctora realiza vivos por sus redes respondiendo dudas en su cuenta personal: @dragrande.
Escuchá la entrevista de Un Día Perfecto acá: