Más de 500 personas murieron y miles resultaron heridas el lunes tras un fuerte terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el centro de Turquía y el noroeste de Siria.
Durante este lunes, Turquía vivió un nuevo terremoto de 7.8° de magnitud, que también afectó a Siria y dejó un centenar de fallecidos y miles de personas heridas, sumado a la pérdida de infraestructura.
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Se estima que alrededor de mil personas perdieron la vida durante la catástrofe natural, mientras que otras miles resultaron heridas por el derrumbamiento de edificios y casas enteras.
El sismo, que se produjo en la oscuridad de una mañana de invierno, se sintió también en Chipre y Líbano.
"Nos sacudió como si fuera una cuna. Éramos nueve en casa. Dos hijos míos siguen entre los escombros, aún los estoy esperando", dijo una mujer con un brazo roto y heridas en la cara, hablando en una ambulancia cerca de los restos de un bloque de siete plantas donde vivía, en Diyarbakir, en el sureste de Turquía.
El vicepresidente turco, Fuat Oktay, dijo que 284 personas habían muerto y 2.323 habían resultado heridas, mientras las autoridades enviaban equipos de rescate y aviones de abastecimiento a la zona afectada, al tiempo que declaraban el "nivel 4 de alarma", que exige ayuda internacional.
En Siria, un responsable sanitario del Gobierno dijo que más de 237 personas habían muerto y unas 600 habían resultado heridas, la mayoría en las provincias de Hama, Alepo y Latakia, donde se derrumbaron numerosos edificios.
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En tanto, en el noroeste sirio, controlado por los rebeldes, un servicio de rescate dijo que decenas de personas habían muerto.
En la ciudad siria de Alepo, muy dañada durante la guerra, el director de sanidad, Ziad Hage Taha, dijo a Reuters que los heridos "llegaban en oleadas".
La televisión estatal siria mostró imágenes de equipos de rescate buscando supervivientes bajo una intensa lluvia y aguanieve. Los rescatistas en las zonas de Siria controladas por los rebeldes informaron de grandes daños.