Una bala atravesó su médula en 2014 y desde entonces se gana la vida en San Martín y General Paz. Pero a partir de ahora deberá tomar un descanso “obligado” para someterse a una operación.
* Por Cecilia Corradetti
Fueron tantas las pruebas de fuego que la vida puso en el camino de Manu Heredia que, a esta altura, este mendocino que quedó en silla de ruedas cuando una bala atravesó su médula ósea en 2014, sabe ponerle una sonrisa a cada uno de sus días, lejos de las quejas y de los “por qué”.
“Sí, así como lo digo. Soy un agradecido a la vida y a la gente. Muchas veces pienso que si no me hubiese sucedido lo que me ocurrió, no sé si estaría acá, tan pleno, haciendo lo que amo y rodeado de tan buenas personas”, reflexiona, con su mensaje inspirador que empuja siempre hacia adelante.
Tras volver a nacer y habituarse a su nueva condición en su silla de ruedas, Manu sorteó numerosas batallas: aprendió a ganarse la vida diferente, a través de la música, cantando en la calle San Martín a la gorra. Y también inició una campaña para viajar a China y poder cumplir con un tratamiento de células madre que podría ayudarlo a recuperar la movilidad. Ese viaje, aunque el dinero logró reunirse, aún está en lista de espera.
Manu Heredia tuvo que someterse a una operación que lo alejó de la música por un tiempo.
Poco tiempo atrás le robaron su elemental herramienta de trabajo, el micrófono inalámbrico que utilizaba todos los días y que logró reemplazar, otra vez, gracias a la solidaridad de los mendocinos.
“Ahora –cuenta a ADN País—me encuentro con otro escollo que estoy seguro pronto superaré y que me obliga a tomarme un descanso”.
“Debieron operarme a raíz de las escaras que se me han producido por permanecer tanto tiempo sentado. Hubo que hacerlo sí o sí porque los riesgos de seguir así eran muy altos. Ya pasé la cirugía en la clínica Sananes y todo salió bien, aunque no podré seguir cantando por un tiempo”, relató.
“Sigo internado y con suero, recuperándome de a poco. Las escaras están cerca de la pierna y aunque me suelen hacer las curaciones correspondientes en forma permanente, una de estas lastimaduras estaba complicada, debía tratarse sí o sí frente al riesgo de infectarse y llegar al hueso”, indicó.
Fue así que Manu fue sometido a un injerto de piel. “Me sacaron piel de mi propio cuerpo y me pusieron en ese sector. Esto demandará algunos días porque necesito resposo. La clínica me prestará una silla de ruedas especial, muy moderna, estaré acostado boca abajo un tiempo para que las heridas estén libres y que los puntos atraviesen su proceso”, dijo.
“Lo único que espero es recuperarme en medio de estas vacaciones obligadas y aprovecharlas para descansar un poco del centro”, agregó, para agradecer el acompañamiento incondicional de su familia.
Tantos años en la calle, Manu suele ser contratado en algunos eventos privados y así se gana la vida. Siempre agradece las amistades y los buenos vínculos que la calle San Martín y General Paz le han obsequiado a través de los años.
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El año pasado, este artista y cantautor recibió en Córdoba un premio al mérito por su esfuerzo, trabajo y dedicación diaria. Se trató de la distinción “Arco”, que tiene prestigio a nivel nacional e internacional y fue otorgada por O.B.C Producciones. Suele deleitar con su música melódica, pop latino y algunos temas bailables.
La tragedia que marcó su vida
Todavía recuerda intacta la noche del 7 de enero de 2014 cuando en una pizzería de la Sexta Sección, donde trabajaba como cadete, recibió varios disparos por parte de tres delincuentes. Las balas lesionaron su médula ósea y lo dejaron en silla de ruedas. Fue el único empleado que recibió la peor parte ya que el resto del personal se salvó.
“Cuando desperté en el Hospital Central fue una confusión total. No podía moverme, me sentía atrapado en una cama y no entendía por qué usaba pañales”, recuerda.
Pasaron los años y, como pudo, Manu sobrellevó su condición. Asegura que disfruta de su rol de padre y de su música.
Manu Heredia cumple su sueño de cantar y recibe el apoyo y el cariño de la gente.
Cuando el viaje a China estaba casi listo, lo sorprendió la pandemia y la oportunidad quedó suspendida.
“Apenas se resuelvan algunas dificultades que aparecieron en el camino, podré finalmente volar. El tratamiento está encaminado y China es mi objetivo”, dijo.
Vuelve a su sonrisa de siempre y le pone esperanza a su vida. Como siempre, esperando volver a la avenida más conocida de Mendoza para entonar melodías que disfruta un público muy variado. Según él, de cero a 99 años.