Mendoza, de de

Salud y Ciencia Salud

Salud cardiovascular: el rol clave del ejercicio físico para reducir el colesterol malo

En un contexto marcado por el sedentarismo, especialistas destacan que la actividad física sostenida es fundamental para equilibrar los valores lipídicos y prevenir enfermedades cardiovasculares.

Viernes, 19 de Diciembre de 2025

Adoptar hábitos saludables y la práctica constante de deporte se ha transformado en la herramienta central para combatir el colesterol alto. La actividad física regular cumple un rol terapéutico esencial: contribuye a disminuir el colesterol LDL, popularmente conocido como "malo", mientras estimula la producción de colesterol HDL o "bueno". Esta combinación es clave para mantener las arterias limpias y proteger la salud general del organismo.

El impacto del ejercicio en la salud cardiovascular

Según la Clínica Mayo, el impacto del movimiento va más allá de los niveles de grasa en sangre, ya que fortalece el sistema cardiovascular en su totalidad. En este sentido, la Asociación Americana del Corazón recomienda realizar al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de intensidad alta. La constancia es el factor decisivo para que estos beneficios se mantengan en el tiempo y los valores lipídicos no vuelvan a subir.

Los especialistas coinciden en que los ejercicios aeróbicos, conocidos como "cardio", son los más efectivos. Estas actividades favorecen la quema de grasa corporal, mejoran la circulación y refuerzan la capacidad de los pulmones y el corazón. Dentro de las opciones más recomendadas por su eficacia y accesibilidad, la caminata rápida encabeza la lista, siendo suficiente con 30 minutos diarios para notar mejoras significativas en la circulación.

Por otro lado, el ciclismo aparece como una alternativa ideal para activar grandes grupos musculares. Su práctica no solo ayuda a disminuir los triglicéridos y el colesterol, sino que es una herramienta fundamental para mantener un peso corporal saludable. Es una actividad que permite graduar la intensidad según la condición física de cada persona, facilitando la adherencia al entrenamiento a largo plazo.

Para quienes buscan una opción de bajo impacto, la natación es el ejercicio indicado. Es especialmente beneficiosa para personas con sobrepeso o problemas articulares, ya que el agua reduce la carga sobre el cuerpo. Este deporte fortalece el corazón y mejora notablemente la capacidad pulmonar, colaborando de manera directa en el control de los niveles de grasa en la sangre sin descuidar las articulaciones.

Finalmente, los expertos recuerdan que cualquier incremento en el movimiento diario suma beneficios. Más allá de la rutina elegida, lo importante es evitar el sedentarismo prolongado y complementar el ejercicio con una alimentación equilibrada. Consultar periódicamente al médico para monitorear los valores de colesterol permite ajustar la intensidad de la actividad física y asegurar una protección integral del sistema cardíaco.